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viernes, 4 de abril de 2014

CONSEJOS CONTRA EL CANCER DEL COLON

Las claves para prevenir el cáncer de colon son: cuidar la alimentación, mantener un peso adecuado, evitar llevar una vida sedentaria y reducir el consumo de alcohol.
La aparición del cáncer de colon puede estar determinada por factores genéticos, sin embargo, aunque nuestros genes influyen sobre nuestro riesgo de padecer cualquier tipo de cáncer, en el caso concreto del cáncer colorrectal la diferencia en el riesgo entre unas personas y otras se debe, mayoritariamente, a factores no hereditarios. ¿Podemos hacer algo por reducir la posibilidad de sufrir el cáncer de colon? La respuesta está clara, sí. Las claves: cuidar nuestra alimentación, mantenernos en un peso adecuado, evitar llevar una vida sedentaria y reducir el consumo de alcohol.
1 Cuida tu alimentación
Está demostrado que una de las medidas que nos permitirá prevenir el cáncer de colon es controlar nuestra alimentación, la clave es llevar una dieta variada.
¿Qué alimentos debemos potenciar?
• Cereales como los que se encuentran en el pan, el arroz o la pasa; porque tienen mucha fibra.
• Frutas, verduras, legumbres, hortalizas; nos ayudan a controlar nuestro peso y también aportan mucha fibra.
• Agua ¡hay que beber mucha para favorecer el tránsito intestinal!
• Leche y productos lácteos desnatados son muy importantes por su gran aporte de calcio.
¿Qué alimentos debemos consumir menos?
• Carnes rojas, debemos no abusar de ellas porque tienen mucha grasa.
• Productos refinados (aquellos que no son integrales) porque al refinarlos se pierde la fibra.
• Alimentos precocinados, hay que evitarlos porque suelen ser muy calóricos.
2 Controla tu peso
El sobrepeso es, actualmente, un problema grave en las sociedades más desarrolladas, además, suele ser el detonante de otras muchas enfermedades, entre ellas, el cáncer de colon. Hay varios estudios que han confirmado que las personas con obesidad son más propensas a desarrollar cáncer de colon que las personas con peso normal. En el caso del cáncer de colon la los porcentajes varían en función del lugar donde se concentre la grasa.
El principal factor de riesgo es la obesidad abdominal, mucho más que la obesidad o el sobrepeso generalizado. Los hombres y mujeres con este tipo de obesidad focalizada en la zona abdominal tienen un 52% más de riesgo de desarrollar cáncer de colon en relación a las personas con una relación de cintura/cadera más compensada.
Además, conviene saber que el exceso de peso influye también una vez la enfermedad ya ha sido diagnosticada, incrementando el riesgo de mortalidad una vez es detectado el cáncer de colon.
3 Evita llevar una vida sedentaria
La vida sedentaria no favorece en general, es básico para prevenir el cáncer de colon y otras muchas enfermedades llevar una vida activa, debemos ser constantes y marcarnos el objetivo de conseguir llevar una actividad física moderada de forma habitual. Lo ideal es ir incrementando los niveles de esfuerzo poco a poco. Existen estudios que han mostrado una disminución del riesgo de cáncer colorrectal y los pólipos al incrementar los niveles de actividad física.
4 Reduce el consumo de alcohol y evita fumar
Está comprobado que el riesgo de cáncer de colon aumenta con el consumo de bebidas con alcohol, en este caso lo ideal sería ponerle punto y final a su consumo pero, en todo caso, lo que sin duda es recomendable es reducirlo. Con el tabaco ocurre lo mismo, lo ideal es no fumar. Con cada cigarrillo el riesgo aumenta.

experiencia personal " LA LUCHA CONTRA EL CANCER "



Con tan sólo 20 años Magalí Di Lullo no podía ni imaginar cómo de la noche a la mañana su vida iba a dar un giro de 180 grados. Un tumor en los pulmones pasó a ser el protagonista, el enemigo a batir. Sesiones de quimio, malestares, mejorías... una montaña rusa en la que ha descubierto que "la vida es finita" y que hay que vivir el ahora.

"El hoy es un regalo. Justamente por eso se denomina 'presente'". Con éstas palabras concluye su emotiva carta Magalí Di Lullo, una argentina de de 20 años estudiante de Economía que ha querido compartir con el mundo su lucha contra el cáncer.  Su batalla comenzó en julio de 2013. 
"Con preocupantes síntomas: dolor de tórax y sangre al toser. No quería ir a la guardia del hospital porque aún tenía exámenes finales por rendir. ¡Siempre fui tan estricta con mis estudios! Además, no pensaba perderme mis clases de danza jazz y el nacimiento de mi primera sobrina. No obstante, mi papá logró llevarme “de los pelos” . Finalmente, me internaron y, tras varias semanas de análisis médicos, el 13 de agosto me diagnosticaron un tumor en los pulmones “más raro que perro verde”según muchos oncólogos. ¿Era una pesadilla o una broma de mal gusto? Nada de eso, sólo la cruda realidad."
Una cruda realidad a la que su familia y ella decidieron hacer frente siendo un equipo y al que no dudaron en sumarse sus verdaderos amigos. 
"Los tres primeros ciclos de quimioterapia fueron durísimos, casi insoportables; el malestar era constante. Perdí varios kilos, un novio que no supo acompañarme, un cuatrimestre de facultad, un viaje proyectado con amigas y también mi pelo largo hasta la cintura. Pero tanto sacrificio tuvo sus frutos: la tomografía de control mostró una remisión parcial de la enfermedad."
La alegría duró solo seis días. Magalí se despertó el 13 de noviembre sin poder mover el brazo y la pierna izquierdos. Un ACV hemorrágico era el responsable del derrame y de una "tristeza desgarradora" según las propias líneas escritas por la joven en el diario Clarín
"Estaba hemipléjica, en silla de ruedas … ¿Cómo iba a luchar contra el cáncer así? A esa instancia para mí todo estaba perdido. Mi cuerpo maltrecho me quitó la esperanza; ya no tenía ganas de vivir,maldecía abrir los ojos cada mañana. El dolor del alma puede ser incluso peor que el dolor físico. Únicamente quería estar y llorar con mi familia, rogarles que terminaran con aquella tortura."
"Me pidieron que siguiera peleando por ellos, si ya no podía hacerlo por mí misma. Y después de sentirme tan golpeada por la vida, me consideré afortunada por tener el amor incondicional de seres tan maravillosos."
Sus seres queridos le inyectaron la energía necesaria para seguir adelante. Comenzó la rehabilitación, la radioterapia y sus efectos se empezaron a notar y las secuelas a desaparecer. Tanto que hoy es totalmente autónoma y no duda en agradecer a los que batallaron con ella pero sobre todo no duda en  cantar a la vida y querer trasmitir a la gente que disfrute el día a día porque se ha dado cuenta de que el hoy, es un presente. 
"En sólo ocho meses mi vida cambió drásticamente. Creo que el cáncer es tan temido porque te carcome física y mentalmente, te da batalla y algunas treguas. A mí me hizo caer muchas veces, y me hará caer otras tantas, pero un colchón de afectos siempre amortiguó y amortiguará las caídas. Con todo esto encima, reflexiono y digo: seamos más humanos. ¡No seamos omnipotentes!
Nuestra vida es finita, ¡vivamos el ahora! No podemos ser presos de la vorágine de la sociedad que sólo piensa en el futuro, en el éxito individual, olvidándose del prójimo, de quienes necesitan una mano. Para los que padecemos esta enfermedad es muy importante la solidaridad de nuestros pares. Disfrutemos del calor del sol, de la sonrisa inocente de un niño, de las carcajadas de nuestros amigos y de los abrazos sinceros.
Eternamente agradecida a mis médicos, enfermeras, familiares, amigas, cadenas de oración y mensajes de aliento.
Hacen que mi sonrisa siga brillando. Seguiré en la lucha, aprendiendo que el hoy es un regalo. Justamente por eso se denomina “presente.”

¡ como prevenir el cancer de mama ?

"La mama es un órgano al que podemos acceder con facilidad. La vemos y la podemos palpar. Toda mujer debe conocer sus mamas, ver los cambios que se producen en ellas. La autoexploración es una técnica muy simple, no dolorosa y conveniente, pero a pesar de todo esto, sólo un tercio de las pacientes las controlan una vez al mes como se recomienda", explicó el Dr. Leonardo Imbriano, médico ginecólogo y cirujano estético. "Un buen momento para hacerlo es una semana después de la menstruación. En los casos en los que ya no la hay, se puede realizar en la primera semana de cada mes".
Los pasos a seguir para la autoexploración son los siguientes:
-Inspección visual: desnuda de cintura para arriba, ponerse frente a un espejo y mirar. Primero con los brazos caídos, y luego con ellos levantados. Hay que fijarse en que no haya ninguna deformidad, mancha, bulto, retracción, alteración de la forma, etc.
-Presionar un poco el pezón para descartar que exista secreción.
-Palpación: estando recostada y colocando el brazo de la mama a explorar detrás de la cabeza (como tomando sol) se palpará con la mano contraria con los dedos bien estirados, desde el centro a la periferia, en forma de espiral. Si se encontrara algo que pareciera extraño, se explorará a ese mismo nivel la mama contraria y se comparará. No hay que olvidar palpar las axilas para detectar cualquier bulto, por pequeño que sea.
Si durante estas maniobras se encontrara alguna alteración, no debe alarmarse, pero sí ponerse en contacto con su ginecólogo.
La mamografía es un estudio de trascendental importancia en el diagnóstico de esta enfermedad. "El colegio Americano de Ginecología y Obstetricia recomienda realizar a los 35 años una mamografía de base la cual nos servirá para comparar las futuras. Entre el periodo de los 35 a los 40 años se puede hacer una o dos mamografías y a partir de los 40 años, debe realizarse una mamografía una vez por año", sostuvo Imbriano.
Antes de los 35 años, por las características de la mama hasta ese momento, suelen ser más útiles las ecografías, aunque en algunos casos también se requiere agregar la mamografía, para tener un diagnóstico más certero.
"En el último tiempo el uso de resonancia magnética permite diagnósticos tempranos y detallados en las enfermedades de la mama. Con las mamografías actuales de alta resoluciónse han conseguido detectar cánceres en estados tempranos que aún no tenían signos clínicos, es por eso que hacemos hincapié en un control detallado y periódico", indicó el experto.
Imbriano sostuvo que existen diversos factores de riesgo que resultan ser clave para que las mujeres desarrollen esta enfermedad: algunos dependen de nosotras –como el alcohol o el tabaquismo- y otros que no puede evitarse, como la predisposición genética. ¿Cuáles son?
-Edad y sexo: el riesgo de padecer cáncer de mama aumenta con la edad. La mayoría de los casos de cáncer de mama avanzado se encuentra en mujeres de más de 50 años.
-Antecedentes familiares: las pacientes que tienen un familiar cercano que haya padecido cáncer de mama, de útero, ovario o colon, tienen mayor riesgo.
-Genes: algunas pacientes tienen mutaciones genéticas que las hacen más propensas a padecer cáncer de mama. Los defectos más comunes se encuentran en los genes BRCA1 y BRCA2. Las mujeres con uno de estos defectos tienen hasta un 80% de probabilidades de padecer cáncer de mama en algún momento durante su vida.
-Ciclo menstrual: las mujeres que inician tempranamente sus períodos menstruales (antes de los 12 años) o llegan a la menopausia tarde (después de los 55) tienen un riesgo mayor de cáncer de mama.
-Consumo de alcohol: tomar más de 1 o 2 vasos de alcohol al día puede incrementar el riesgo de cáncer de mama.
-Parto: las mujeres que nunca han tenido hijos o que los tuvieron recién después de los 30 años tienen un mayor riesgo de presentar cáncer de mama. Tener varios embarazos, o a temprana edad reduce el riesgo de padecer este tipo de cáncer.
-Hormonoterapia: el riesgo de cáncer de mama aumenta si se ha recibido hormonoterapia con estrógenos durante algunos años o más.
-Obesidad: ha estado asociada con el cáncer de mama, aunque este vínculo no se ha comprendido por completo. La teoría es que las mujeres obesas producen más estrógenos, lo cual puede estimular la aparición de este cáncer.
-Radiación: si recibió radioterapia durante la niñez o la juventud, se tiene un riesgo muy alto de padecer cáncer de mama. Cuanto más joven haya sido al iniciar la radiación y más alta la dosis, mayor será el riesgo, que aún será superior si la radioterapia se administró durante el desarrollo de las mamas.
  
Cuándo hay que consultar al médico:
 - Es muy frecuente que una de las dos mamas sea mayor que la otra, pero no es normal el crecimiento repentino de una de ellas.
-Palpación de un bulto por pequeño que sea.
-Secreción por el pezón. Será de gran utilidad el fijarse en el color del mismo.
-Alteraciones en la piel. Enrojecimientos, aumento de la temperatura, eczemas.
-Alteraciones a nivel de la areola o del pezón. Ulceraciones, retracciones.
- Dolor en la mama y región pectoral.

como prevenir el cancer

Tabaco

El tabaquismo es el factor de riesgo evitable que por sí solo provoca más muertes por cáncer en todo el mundo, ya que provoca aproximadamente el 22% de las muertes anuales por esa causa. En 2004 se atribuyeron al tabaquismo 1,6 millones de los 7,4 millones de muertes por cáncer.
El humo de tabaco provoca muchos tipos de cáncer distintos, como los de pulmón, esófago, laringe (cuerdas vocales), boca, garganta, riñón, vejiga, páncreas, estómago y cuello del útero. Alrededor del 70% de la carga de cáncer de pulmón puede achacarse al tabaquismo como única causa. Se ha demostrado que el humo ajeno, también llamado «humo ambiental», causa cáncer de pulmón en adultos no fumadores. El tabaco sin humo (en forma de productos de tabaco orales, tabaco de mascar o en polvo) provoca cáncer de boca, esófago y páncreas.

Falta de actividad física, factores alimentarios, obesidad y sobrepeso

Otro modo importante de afrontar la lucha contra el cáncer consiste en modificar la alimentación. Existe un nexo entre el sobrepeso y la obesidad, por un lado, y muchos tipos de cáncer, como el de esófago, colon y recto, mama, endometrio y riñón, por el otro. Las dietas ricas en frutas y hortalizas pueden tener un efecto de protección contra muchos tipos de cáncer.
Por el contrario, el consumo excesivo de carnes rojas y en conserva puede estar asociado a un mayor riesgo de contraer cáncer colorrectal. Además, unos hábitos alimentarios saludables que previenen el desarrollo de tipos de cáncer asociados al régimen alimentario contribuyen también a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Una actividad física regular y el mantenimiento de un peso corporal saludable, junto a una dieta sana, reducirán considerablemente el riesgo de contraer cáncer. Deberían ponerse en práctica políticas y programas nacionales para promover una mayor conciencia y reducir la exposición a los factores de riesgo, y para asegurarse de que las personas reciban la información y el apoyo que necesitan para adoptar estilos de vida saludables.

Consumo de alcohol

El consumo de alcohol es un factor de riesgo para muchos tipos de cáncer, como los de boca, faringe, laringe, esófago, hígado, colon y recto, y mama. El riesgo de cáncer aumenta con la cantidad de alcohol consumida. El riesgo que supone beber en exceso para varios tipos de cáncer (como los de la cavidad bucal, faringe, laringe y esófago) aumenta notablemente si el bebedor también es un fumador empedernido.
La fracción atribuible al alcohol en el caso de determinados tipos de cáncer relacionados con su consumo varía según se trate de hombres o mujeres, sobre todo por las diferencias en el nivel medio de consumo. Por ejemplo, el 22% de los casos de cáncer de boca y orofaringe en los hombres son atribuibles al alcohol, mientras que en las mujeres la carga de morbilidad atribuible a esa causa se reduce al 9%. En el cáncer de esófago e hígado se registra una diferencia parecida basada en el sexo (Rehm et al., 2004).

Infecciones

Los agentes infecciosos son la causa de casi el 22% de las muertes por cáncer en los países en desarrollo y el 6% en los países industrializados. Las hepatitis virales B y C provocan cáncer de hígado y la infección por el virus del papiloma humano, cáncer del cuello del útero; la bacteria Helicobacter pylori aumenta el riesgo de cáncer de estómago.
En algunos países, la esquistosomiasis parasitaria aumenta el riesgo de contraer cáncer de vejiga; en otros, el trematodo del hígado aumenta el riesgo de colangiocarcinoma de las vías biliares. Entre las medidas preventivas destacan la vacunación y la prevención de infecciones e infestaciones.

Contaminación ambiental

La contaminación ambiental del aire, el agua y el suelo por productos químicos carcinógenos causa entre el 1% y el 4% de todos los casos de cáncer (CIIC/OMS, 2003). La exposición a productos químicos carcinógenos presentes en el ambiente puede producirse a través del consumo de agua o de la contaminación ambiental y en espacios cerrados. En Bangladesh, entre el 5% y el 10% de las muertes por cáncer en una región contaminada por arsénico fueron atribuibles a la exposición a esa sustancia (Smith, Lingas y Rahman, 2000).
La exposición a agentes carcinógenos también puede producirse a través de alimentos contaminados por sustancias químicas, como las aflatoxinas o las dioxinas. La contaminación del aire de interiores causada por fuegos de carbón duplica el riesgo de cáncer de pulmón, especialmente entre las mujeres no fumadoras (Smith, Mehta y Feuz, 2004). En todo el mundo, la contaminación del aire de interiores por fuegos de carbón domésticos causa aproximadamente el 1,5% de todas las muertes por cáncer. El uso del carbón en los hogares está especialmente extendido en Asia.

Carcinógenos ocupacionales

Más de 40 agentes, mezclas y circunstancias de exposición en el ambiente laboral son cancerígenos para el hombre y están clasificados como carcinógenos ocupacionales (Siemiatycki et al., 2004). La relación causal entre los carcinógenos ocupacionales y el cáncer de pulmón, vejiga, laringe y piel, la leucemia y el cáncer nasofaríngeo está bien documentada. El mesotelioma (cáncer del revestimiento exterior del pulmón o de la cavidad torácica) está determinado en gran medida por la exposición al amianto por razones laborales.
Los cánceres de origen laboral se concentran en determinados grupos de la población activa, para los que el riesgo de desarrollar una forma particular de cáncer puede ser mucho mayor que para el resto de la población. Aproximadamente entre el 20% y el 30% de los hombres y entre el 5% y el 20% de las mujeres en edad de trabajar (es decir, de 15 a 64 años) pueden haber estado expuestos a carcinógenos pulmonares durante su vida laboral, lo que representa alrededor del 10% de los casos de cáncer de pulmón en todo el mundo. En torno al 2% de los casos de leucemia en todo el mundo pueden atribuirse a la exposición en el lugar de trabajo.

Radiaciones

Las radiaciones ionizantes son carcinogénicas para el hombre. Los conocimientos disponibles sobre los riesgos que comportan las radiaciones proceden principalmente de estudios epidemiológicos sobre los sobrevivientes japoneses a la bomba atómica, así como de estudios de cohortes expuestas a radiaciones médicas y en el ambiente de trabajo. Las radiaciones ionizantes pueden provocar leucemia y varios tumores sólidos, y los riesgos son mayores cuanto más joven es la persona expuesta.
Se calcula que la exposición residencial al gas radón que emana del suelo y de los materiales de construcción causa entre el 3% y el 14% de todos los casos de cáncer de pulmón, lo que la convierte en la segunda causa más importante de ese tipo de cáncer después del humo del tabaco. Los niveles de radón en el hogar pueden reducirse mejorando la ventilación y sellando los pisos y paredes. Las radiaciones ionizantes son un instrumento indispensable de diagnóstico y terapia. Para garantizar que los efectos benéficos de las radiaciones superen los posibles riesgos, los procedimientos radiológicos médicos deben prescribirse en los casos oportunos y realizarse correctamente, para reducir dosis de radiación innecesarias, especialmente en los niños.
Las radiaciones ultravioleta, y en particular las solares, son carcinógenas para el ser humano y provocan todos los principales tipos de cáncer de piel, como el carcinoma basocelular, el carcinoma espinocelular y el melanoma. En 2000 se diagnosticaron en el mundo más de 200.000 casos de melanoma y se produjeron 65.000 muertes asociadas a este tipo de cáncer. Evitar la exposición excesiva y utilizar filtro solar y ropa de protección son medidas preventivas eficaces. Actualmente los aparatos de bronceado que emiten rayos ultravioleta están clasificados como carcinógenos para el ser humano por su asociación con los cánceres oculares y de piel melanocíticos.